lunes, 14 de noviembre de 2011

Situacion que la hizo despertar de la realidad

Agnes (Teresa de Calcuta) y su hermana participaban de labores de la parroquia. Sus horas libres no eran del todo habituales para una chica de su edad: los pasaban en la biblioteca de la Iglesia del Sagrado Corazón.
A los 12 años sintió el deseo de convertirse en monja. Lo consultó con su madre, y ella le aconsejó que no forzara ese sentimiento. Pasó largas horas rezando en la iglesia junto a su mamà, en busca de una respuesta.
Entonces escuchó los relatos del Padre Jambrenkovic, quien le contó las aventuras de los misioneros yugoslavos que viajaban a la India. Quedó fascinada con las historias, queriendo ser uno de ellos.  Comprendió su vocación y a los 18 años pidió ingresar en la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto en la India.
En 1928 entro en el convento del Noviciado en Darjeeling, donde asistían para tomar clases con las monas, los niños ingleses y los hijos de las familias indias adineradas. También les daba clases a los chicos humildes de Darjeeling. 
20 años después Madre Teresa recibió su “inspiración,” su "llamada dentro de la llamada”. Jesús le reveló el deseo de su corazón de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”. El mismo Jesucristo le reveló su dolor por el olvido de los pobres. Le pidió a Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres que estaban fuera de aquel oasis de tranquilidad y bienestar.
Al observar la muerte en las calles, la Madre Teresa no lo dudó y decidió salir del convento a recorrer la ciudad.
En ese momento ella viò la realidad de las calles de la India, realidad en la que dentro del convento no se reflejaba, por lo que pidió permiso a las autoridades eclesiásticas pero se lo negaron. Los asustaba la idea de que una monja europea anduviera por las calles en una época de grandes disturbios sociales, políticos y religiosos. Para prevenirlo, la alejaron, enviándola a Asansol.
Pero Teresa siguió insistiendo, y ante la obstinación, el Arzobispado de Calcuta le puso como condición para salir por las calles que dejara de ser monja para convertirse en una laica. No se dio por vencida y elevó su pedido al Vaticano. Finalmente, en julio de 1948, recibió la autorización desde Roma, para recorrer las calles de Calcuta, sin perder su condición de monja. 

1 comentario:

  1. La maravillas que esta mujer logra poniendose en el sufrimiento del otro, INCREIBLE!!
    Muy bueen trabajo!!

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